Capítulo 4: La primera losa.
Todos los que hemos participado en alguna construcción sabemos que poner la losa en un proyecto es una fiesta para los albañiles; al proceso le llaman “colar la losa”.
Habían pasado 2 meses desde que iniciamos los cimientos de la primera casita cuando recibí una llamada de Lazaro. «Don Juan, necesito que me deposite dinero porque vamos a colar este fin de semana y debo contratar a gente de la comunidad».
El sábado amaneció soleado, el cielo azul se reflejaba en el mar y la brisa marina traía consigo el aroma fresco de la sal. Era el día esperado para colar la losa, un hito importante en la construcción del refugio en la playa.
Lazaro y su equipo de albañiles llegaron temprano, cargando los materiales necesarios para el trabajo. Con entusiasmo, comenzaron a preparar el sitio, revisando las tablas de encofrado y asegurando que estuvieran niveladas y firmes.
Mientras tanto, en el sitio donde se colocó la revolvedora, se escuchaban sonidos de música y risas. Se habían reunido más de 6 albañiles para ayudar en la construcción, cada uno aportando su mano de obra y su alegría. Era una verdadera fiesta, donde todos se unían en un espíritu de colaboración y camaradería.
El cemento comenzó a mezclarse, llenando el aire con su distintivo olor. Lazaro y su equipo trabajaban con habilidad y coordinación, vertiendo el hormigón en el encofrado y distribuyéndolo uniformemente con palas y reglas.
A medida que la losa tomaba forma, la emoción crecía entre los presentes. Era el resultado de semanas de arduo trabajo y planificación, y verlo tomar vida era motivo de celebración.
Finalmente, cuando el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, la losa estaba completa. Una superficie lisa y sólida se extendía frente a nosotros, lista para dar paso al próximo paso en la construcción del refugio.
Nos reunimos alrededor de la losa, compartiendo abrazos y felicitaciones. Era un momento de orgullo y satisfacción, saber que estábamos un paso más cerca de convertir nuestro sueño en realidad.
Y así, entre risas, celebramos con dos pescados a la talla y 2 cartones de cerveza. La fiesta de colar la losa había sido un éxito, marcando un hito significativo en nuestro viaje hacia la creación de nuestro refugio en la playa.