Capítulo 3: Los cimientos.

El aire fresco del mar llevaba consigo el aroma de la esperanza y el desafío mientras la pareja se preparaba para transformar su sueño en realidad. Desde que tomaron la decisión de construir en aquel remoto rincón, Juan y Cyndy se habían enfrentado a desafíos inesperados y a la incertidumbre del futuro. Pero cada obstáculo había fortalecido su determinación y su compromiso con el proyecto.

Con la ayuda de Don Leonardo y su equipo de trabajadores locales, Lazaro, “Chico” y “El Guero”, comenzaron a trazar los cimientos de lo que sería su refugio en la playa. Se contrataron más de 120 viajes de tierra tepetate y se contrató a Oscar, el dueño del único trascabo en la comunidad. El terreno en la playa, antes lleno de maleza y espinas, se fue convirtiendo en una zona plana y compacta lista para que se construyera la primera casita. Se respetaron todas las palmas reales que tenía el terreno y solo se ocupó la parte donde no había ningún árbol o palmera.

En menos de 15 días, la arena dorada se convirtió en suelo firme bajo los pies de los albañiles, mientras las palmeras se mecían suavemente al ritmo de la brisa marina. Para Juan, cada golpe de martillo y cada saco de cemento representaban más que simplemente la construcción de una casa. Era la materialización de un sueño compartido, un refugio donde podrían encontrar paz y serenidad en medio de la belleza natural de Oaxaca.

A medida que los días se convertían en semanas, los cimientos del refugio comenzaron a tomar forma, sólidos y resistentes ante el embate del mar y los elementos. Juan y Cyndy supervisaban cada paso del proceso con atención meticulosa, asegurándose de que cada detalle estuviera en su lugar. A pesar de los desafíos y contratiempos que surgían en el camino, la pareja nunca perdió de vista su objetivo final. Sabían que cada sacrificio, cada día de arduo trabajo, valdría la pena cuando finalmente pudieran disfrutar de su refugio en la playa, un lugar donde podrían crear recuerdos inolvidables juntos.

Y así, con determinación y pasión, Juan y Cyndy continuaron construyendo su sueño en la costa de Oaxaca, dejando una huella imborrable en la arena y en el corazón de quienes los rodeaban.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta